Si vamos navegando entre las ondas de radio buscando una
emisora o un programa en concreto, es fácil reconocer al instante si nos hemos
topado con la retransmisión de un partido de fútbol.
El lenguaje de la radio deportiva es muy característico. Un tono más alto de lo normal, expresiones típicas del deporte que se está narrando, voces alegres que incluso pueden confundirse con las de un programa de humor, y un ambiente coloquial entre los locutores y con los oyentes. Por encima de todo, en cada gol, en cada canasta, en cada adelantamiento y en cada passing, salen a florecer los sentimientos de los colaboradores del programa. Por ello, una buena forma de definir la radio deportiva sería como la radio de los sentimientos.
El público que escucha este tipo de radio sabe lo que le
espera y tiene muy claro que eso es lo que quiere. Fuera de contenidos, donde
se prefiere saber mucho de Real Madrid y FC Barcelona (este año algo más
equiparado con el Atlético de Madrid) que un poco de cada equipo de primera
división. En la forma de vivir el deporte el seguidor quiere emocionarse,
quedarse al borde de la taquicardia en un partido apretado, enfadarse con una
polémica arbitral, tener un exceso de opiniones y, cómo no, gritar ¡GOOOOOOL! cuando
marca su equipo o su selección nacional. Es por eso que el narrador y los
comentaristas se convierten en unos aficionados más, que también viven todos estos
sentimientos que se apropian del oyente.
En España, nada mejor para demostrarlo que en la final de
nuestro Mundial. El gol de Iniesta narrado con locura en cada radio y en cada
televisión hasta casi llegar al llanto en algún caso, se cantó exactamente
igual que en cualquier casa de este país. El mismo sentimiento nos unió a
todos, profesionales o aficionados, y provocó una similitud única en la forma
de contar una información al público.
La narración de los penaltis de España - Portugal en las radios de nuestro país
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